CØNJUNTØ VACÍØ #4: un festival en el que la música sigue siendo protagonista
El festival Cønjuntø Vacíø afrontó el pasado sábado en La Capsa su cuarta edición haciendo gala del cartel más internacional de todos hasta la fecha.
Con sala lo sorprendentemente llena desde el primer minuto, iniciaba el ritual FINGERING EVE ofreciendo un breve pero certero despliegue de post industrial corrosivo, demostrando un manejo privilegiado entre silencios y sonidos lacerantes.
INTERNAZIONALE recoge a continuación el testigo, apenas sin dar respiro, para poner en marcha todo un continuo fluir de evocadora electrónica ambient que, aunque parecía moverse siempre en las mismas coordenadas, sí logró alcanzar cotas inspiradoras.
El momento de romper la actitud contemplativa de los asistentes llegó con la actuación de Semiotics Department Of Heteronyms a.k.a SDH, que sorprendió puesto que hasta pocos días antes desconocíamos por completo cuál iba a ser su propuesta y éste era su estreno en público. El dúo consiguió que arrancaran los primeros bailes en una pista que comenzaba a quedar pegadiza gracias a un darkwave seductor de ramalazos post-punk que no cesaba de recorrer los amplios márgenes de lo nocturno.
El daño ya estaba hecho. Los daneses FIRST HATE derrocharon amor y simpatía, y aquello fue recíproco. Allí mismo, Anton Falck (voz) se coronó por una noche como el nuevo príncipe del pop. El grado de complicidad fue tal que incluso se atrevieron con alguna canción que está todavía en el taller y que formará parte de su próximo disco.
Tuvo que llegar el turno de DAMIEN DUBROVNIK, que tuvo el honor de ser la actuación más incómoda de toda la noche. La transición fue difícil pero consiguieron convertir La Capsa en un sitio inhóspito sin que pudiera quedar un solo lugar a cubierto de su apisonadora sonora. Nos dejan ya para el recuerdo el descenso de Loke a la pista, escupiendo agónicamente sus palabras ante la mirada atónita de las primeras filas.
Pero si alguien tenía que brillar entre todos los artistas que componían el cartel, esa era MOLLY NILSSON. Era sin duda la actuación más esperada y desde luego contaba con la complicidad de los asistentes desde el primer momento. Molly desató su hechizo mientras desgranaba una a una todas sus joyas pop y, por supuesto, salió victoriosa. Lo sentimos mucho, esta vez tampoco dejó caer Hey Moon.
A estas alturas del recorrido ya podríamos estar hablando del Cønjuntø Vacíø más redondo de todos, pero si todavía pudiera quedar alguien en la sala poco satisfecho con lo ofrecido hasta el momento, el techno de altura de PHASE FATALE, productor y DJ neoyorkino afincado en Berlín, se encargaría de despejar cualquier tipo de duda.
Hay un festival en el que la música sigue siendo la protagonista.
S.Sánchez